¿Qué es?
A estas alturas de la partida habrás escuchado hablar de la meditación cientos de veces. Practicarlo ya, quizá no tanto, aunque en un sentido amplio de lo que implica meditar, todos hemos meditado decenas de veces sin saberlo. Es un fenómeno de abstracción de la mente, donde la evidencia del presente gana toda plenitud y el resto del ruido desaparece. Suena bonito, ¿verdad? Pues experimentarlo es infinitamente mejor.
En ese estado presente lo realmente importante despliega sus alas y lo accesorio gana su papel correspondiente. Nuestra mente funciona como un péndulo: cuando no está aterrorizada por un trauma del pasado, es presa de una ansiedad de un problema que aún no se manifestó. En esto, reconozcámoslo, no somos especialmente audaces.
Y uno se lleva todas esas angustias a su marca. Es inevitable. Las marcas son personas, no entes artificiales y crean su identidad y discurso con base a la suma de nuestras dramas y alegrías. Como le dije una vez a un cliente: “No se puede crear una gran marca, con valores solidarios y excelsos, si el CEO es un mindundi”. Por cruel que parezca, un ejercicio de ese tipo es puro maquillaje. Es deshonesto con uno mismo y con el entorno. Si pretendes que tu marca se haga “grande” (y esta palabra en esta frase no es sinónimo de facturar más o ganar más) debes ser valiente.
Durante mucho tiempo hemos vivido en un estado de “sálvese quien pueda”. Eso ha marcado enormemente nuestro pasado haciendo de nosotros seres codiciosos y con afán de acaparar más de lo necesario. El miedo a un nuevo golpe en forma de crisis, guerra o hambruna dominaba, y domina, buena parte de nuestra voluntad. ¿Qué es lo que el Mindful Marketing puede aportarnos sobre esto?
Una visión amplificada donde observemos que el ciclo del dinero, de la vida, de las relaciones humanas no termina con la emisión de un ticket o una factura. Hay algo más allá. El impacto de nuestros actos golpea en nuestro entorno local y global. Una desviación pequeña de un comportamiento o actitud amplificada por el peso de millones de personas, genera una gran crisis existencial.
Debemos, por tanto, establecer relaciones comerciales éticas, justas y equilibradas. Dónde ambas partes se beneficien, y si existe un desequilibrio, ambas partes deben ser conscientes de ello, enunciarlo y compensarlo después de algún modo. Esto, como todo modelo teórico, es fácil de enunciar. Llevarlo a la práctica es un dolor de cabeza diferente, pero seamos conscientes de que toda acción emerge de una idea o pensamiento interiorizado antes.
¿En qué me afecta Y cómo lo aplico?
La ética está en el centro
Cambia tu paradigma de un amor incondicional hacia el dinero por un amor incondicional hacia las personas, tu entorno y el planeta. Esto no quiere decir que debas perder competitividad, o bajar tus precios. Que nadie considere que adoptar esta serie de valores significa abrir la puerta a todos esos conflictos con el dinero que ya conocemos, cada uno debe tasar sus productos o servicios de la manera que considere adecuada.
Empatía, qué bonita palabra (y que poco la usamos)
Se empático con los problemas de tus clientes. ¿Cómo le afecta emocionalmente una mala atención recibida por tu departamento de soporte? ¿Qué problema operativo le supone tener su web sin servicio 48 horas más de las previstas? No nos quedemos en el problema técnico, entendamos sus consecuencias directas en su organización y trabajemos con esa motivación: arreglar un problema que va más allá de “apretar una tuerca”.
Presta atención al origen de cada incidencia. Un fallo recurrente en tu organización, por insignificante que parezca, te está hablando de un problema mudo mayor. Observar estas situaciones que se reiteran una y otra vez para tirar de ese hilo te llevará a destapar conflictos, que si consigues resolver, habrás evitado problemas mucho mayores en el futuro.
Todo esto implica grandes dosis de observación, autocrítica, paciencia e incapacidad de juicio hacia los demás. En otras palabras, no puedes adoptar este rol sino es desde la humildad y conociendo que tus fallos son igual o peores que los de tus compañeros.
El planeta primero
El planeta somos todos. Entender que la situación ecológica actual camina hacia el colapso es esencial. No podemos seguir mirando hacia otro lado y actuar como si nada. Nuestras acciones como marcas deben apoyar esto dentro de nuestras
posibilidades, desde favoreciendo el reciclaje de materiales como apoyando a otras marcas con una clara vocación ecológica.
Responsabilidad Social Corporativa
Que tu plan de RSC parta de un planteamiento bien estructurado de Mindful Marketing supondría que todo gane en coherencia y sentido. No entrarás en disonancias, que serían percibidas como fallos en tu discurso por parte de los consumidores, por lo que tu credibilidad será mayor.
Horizontalidad
Entender que las organizaciones son agentes horizontales donde todas las partes puedan expresarse, porque todas necesitan las unas de las otras. Esto no implica que la toma de decisiones deba ser grupal, porque en el mundo de la empresa muchas veces se deben tomar decenas de decisiones importantes en muy poco tiempo, y una organización así nos afectaría a la velocidad y competitividad, pero si es buena idea dejar ciertas decisiones ideológicas, o que afecten al bienestar del grupo, de manera colectiva.
El Ego es un aliado y un enemigo
Desprenderse del ego no es una tarea de mudanza, como el que quita todos los muebles de una casa, o desatornilla algo. Es un proceso valiente y que podría ser inmediato si fuéramos valientes.
Lejos de entrar en disquisiciones consideremos al ego un aliado, tengámoslo bajo nuestro amparo. Simplemente consideremos que las críticas u opiniones de los demás no son una ofensa, no lo tomemos como algo personal. Todo es información y de todo podemos aprender, de algunas cosas más que otras. Tampoco se trata de darle valor a todo lo tóxico que se nos cruce en el camino, pero si de no dejarnos llevar por sentimientos de victimismo cuando alguien opine contrario a nosotros. Estamos capacitados para el éxito le pese a quien le pese.
Un discurso sensato
Internet está lleno de cursos on line y post de blogs anunciando fórmulas mágicas a la hora de redactar un texto o de hacerte fotografías con las manos señalando hacia partes indefinidas del Universo que aseguran que tu consumidor vaya a acudir corriendo a comprarte.
Esta información no surge de la nada, realmente hay grados de influencia ante determinados estímulos, pero antes de aplicarlos debemos plantearnos: ¿es realmente necesario? ¿Está alineado conmigo?
Todos esos estímulos estridentes y frases tipo «Compra ya», ¿es todo cuanto puedo aportar? Como complemento de tu discurso es correcto, pero si el núcleo de tu mensaje es ese, lo que estás construyendo es efímero.
¿En qué me beneficia?
Si has llegado hasta esta parte del artículo y te ha saltado esa pregunta a la mente puede que aún no tengas interiorizado el concepto, pero eso no es un delito. También es justo enunciar en qué nos puede beneficiar esto:
Mayor Fidelización
Uno de los retos principales hoy día dada la inmensa oferta es tener una fidelización óptima con nuestros clientes. Aplicar el Mindful Marketing y narrarlo a tus clientes te ayudará realmente en esto. ¿Tu mantendrías una relación con un proveedor que sabes que te puede engañar a la mínima de cambio? ¿O preferirías estar con otro proveedor que aún pudiendo equivocarse sabes que asumirá su fallo y lo subsanará? Creo que la respuesta no tiene mayor calado. La honestidad provoca relaciones duraderas y, por tanto, mucho más rentables.
Humanización
La fidelización antes descrita se base enormemente en la humanización aportada por esta acción. TU marca será visualizada no solo por conceptos aislados como la forma gráfica de su logotipo o una cuña de radio, sino por sus valores y las emociones que esos valores evocan en el consumidor.
El poder del aquí y ahora en momentos de crisis
Seguramente alguna vez se te ha acabado el mundo. Suele pasar. Las cosas están sucediendo aparentemente bien y al día siguiente ya no suceden, o suceden en sentido contrario.
Es en ese momento cuando la mente salta por los aires y empieza a pendular: teme volver a experimentar viejos horrores o malvive atormentada por lo que puede que suceda mañana. Quien no se haya visto sumergido en ese bucle que tire la primera piedra.
En momentos como estos, repasar lo que Mindful Marketing nos aporta es importante:
Vivir y sentir el momento presente. Con todo el miedo, la incertidumbre e inseguridad que corresponda. No hay por qué negarlo, pero la clave es sentirlo para dejarlo ir y que encaje en su momento y situación adecuada. Puedes estar temeroso porque esa crisis te puede hacer perder mucho, pero hasta que llegue ese momento de perderlo o no perderlo, se darán antes otras situaciones previas sobre las que tienes influencia. Y el 90% de tu influencia es siempre tu actitud frente a ellas.
Recordar tus valores. Si has estado pregonando el compromiso ético con el medio ambiente, no entrar en pánico y promulgar, de repente, la tala masiva de árboles sin un motivo justificado ni coherente. Eso nos haría perder toda credibilidad por siempre.
No recrearse en el futuro y mantener los pies en la tierra. Simplemente es ser consciente de que tu margen de acción se puede haber reducido drásticamente, pero no implica que vaya a ser así por siempre, y que puede que ahora solo puedes ejecutar unas pocas tácticas. Si te concentras en ellas al máximo es correcto, en lugar de pensar en lo que podrías estar haciendo o lo que no, que solo te hará perder ánimo y fuerza.
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