Como empresas que crean productos, tenemos la responsabilidad de ser más conscientes de nuestras creaciones y nuestros residuos. Si eres como nosotros, y estás buscando formas de manejar esta responsabilidad, esto es para ti. Estamos en un proceso de ser más conscientes del medio ambiente, dar un paso más profundo, y compartir los hallazgos con los demás.
«Eco-branding» es un término bastante nuevo, y aún no se usa ampliamente. Debido a su corto recorrido, definir con precisión el término, o incluso encontrar recursos que rodeen este tema, puede ser un desafío. Pero, podríamos acercarnos al termino describiéndolo como la marca ecológica utilizada como un instrumento de mercado que ayuda tanto a las empresas como a los consumidores a alcanzar objetivos sostenibles y contribuir a la protección y mejora del medio ambiente.
Además, el ecobranding hace referencia a un enfoque ambiental de posicionamiento en el mercado. Es posible que te hayas fijado en frases como «respetuoso con el medio ambiente», «ecológico», «reciclable», «baja energía» y «reciclado». Son mensajes promocionales trabajados para un nicho de mercado y pensados para desempeñar un papel visual, ecológico y económico.
El momento es ahora
Algunas empresas conscientes están allanando el camino en la esfera de la marca ecológica. Por ejemplo, algunas empresas, a la vanguardia de diseño y creación, informan de la capacidad de un artículo para ser reciclado. Son caminos invitados a ser recorridos con valores y corazón.
Pero, hay más motivos. La legislación está en marcha y las empresas tendrán que adaptarse a las nuevas regulaciones. Por lo tanto, cuanto antes nos familiaricemos con el ecobranding, mejor.
Entonces, si se trata de crear marcas más ecológicas. ¿Deberíamos cambiar nuestra empresa o debería cambiar el comportamiento de los consumidores? Pues, en nuestra opinión, ambos debemos realizar modificaciones en nuestro comportamiento.
Las industrias están satisfaciendo una necesidad basada en lo que les importa a los consumidores, y los clientes compran a estos proveedores, cerrando y perpetuando el círculo; un círculo que finalmente parece no tener principio ni fin.
Sin embargo, hay buenas noticias. Los estudios están demostrando que los clientes están listos y dispuestos a pagar más por las marcas que se posicionan. Muchos consumidores, en realidad, prefieren marcas con un enfoque ético. La moda lenta (que implica mejores prendas que resisten la prueba del tiempo y tienen en cuenta el medio ambiente, a los empleados y los recursos utilizados durante la producción) está ganando terreno. Las empresas de diversas industrias están haciendo de la protección del medio ambiente uno de sus valores o pilares fundamentales. La sensación de satisfacción al comprar productos ecológicos es inconmensurable, por lo que no es de extrañar que los clientes busquen realizar compras éticas.
Los consumidores sienten que han hecho su parte: apoyar a un negocio que está haciéndolo bien, tratando bien a las personas, a los animales y al planeta. Hacen una compra consciente que, a nivel subconsciente, define quiénes son como persona y a qué tribu pertenecen (personas que hacen el bien).
Junto a las recompensas sociales de la marca ecológica también hay otros beneficios materiales para la propia marca. Esto incluye un aumento de los ingresos que les permite seguir avanzando, invirtiendo y evolucionando para alcanzar sus propios objetivos ambientales. Hay positividad en todo momento.
Lavado verde
Una marca no es simplemente un producto o un servicio; abarca mucho más. Y hay dos aspectos de una marca, el «aspecto funcional» y el «aspecto emocional», que ayudarán a contar una historia completa y cohesiva en torno a la marca ecológica. El aspecto funcional de una marca implica mensajes tangibles.
Esto incluye cosas como información sobre por qué su producto o servicio es ecológico, los materiales que utiliza y de dónde provienen, y las comparaciones con los productos de la competencia. Sin embargo, si solo proporcionas el aspecto funcional de tu marca, aburrirás a la audiencia y la abrumarás con información. Ahí es donde entra en juego el aspecto emocional.
El aspecto emocional de una marca habla de cómo se sienten las personas sobre su participación o contribución, especialmente la sensación de satisfacción cuando se trata de tomar decisiones respetuosas con el medio ambiente. Aunque cuidado, tanto como marca como consumidor. Si el énfasis se basa puramente en la emoción, es decir, no está respaldado por un aspecto funcional, el «lavado verde» surtirá efecto. El lavado verde es el resultado de afirmaciones de marketing que carecen de evidencia. Básicamente, el engaño basado en la emoción del consumidor.
Los participantes caerán en uno de dos lados: víctima, si eres un consumidor desconocido, o conspirador fraudulento, si eres la marca en sí.
Crea de forma más responsable
Como marcas, necesitamos sentirnos empoderados a través de la investigación, las decisiones conscientes y la educación superior; necesitamos educarnos sobre los materiales, el reciclaje y el compostaje; necesitamos aprender sobre la terminología correcta y comunicarnos honestamente con proveedores y consumidores; necesitamos crear de manera más responsable, entender cómo ser más ecológicos y cómo pretendemos llegar allí.
Como creadores conscientes, necesitamos ser capaces de responder a las siguientes preguntas:
- qué producimos y cómo lo producimos
- de dónde provienen nuestros materiales
- cómo «vive» nuestro artículo
- cómo termina su vida útil
- qué residuos produce
- ¿dónde termina?
Muchos piensan que los productos éticos, ecológicos y de cero residuos siguen siendo solo para los privilegiados. Es cierto que estos productos pueden requerir de un presupuesto más generoso. Sin embargo, en lugar de verlo como un «privilegio», puede verse como una «responsabilidad». “Si tiene los recursos para invertir en marcas que hacen el bien en el mundo, hágalo”. Sobre todo, hay que recordad que, si quieres ver un cambio en el mundo, el primer paso es comenzar por uno mismo.